Por Soledad Neumann, Gerente de Donaciones y Beneficencia Fundación Arturo López Pérez (FALP)
Este domingo 4 de febrero se conmemora el Día Mundial Contra el Cáncer, promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para concientizar y movilizar a la población en torno a la prevención y el control de esta enfermedad, que afecta la calidad de vida de millones de pacientes al año, no siempre con buen pronóstico.
El cáncer puede afectarnos a todos por igual, sin importar sexo, edad, condición social o país de origen. Según cifras de la OMS, en 2020 se registraron 10 millones de muertes en todo el mundo a causa de esta enfermedad, lo que equivale a 1 fallecimiento por cada 6 personas diagnosticadas. Entre los tipos de cáncer más comunes en la población se encuentran el de mama, pulmón, colon, recto y próstata. En Chile, según el INE, esta patología se transformó en la primera causa de fallecimiento en 2019, desplazando a dolencias del sistema circulatorio y cardiovascular.
Más allá de las cifras, lo importante es advertir que el cáncer es una enfermedad que se puede prevenir con estrategias de detección precoz y un correcto manejo de los factores de riesgo. Además, la OMS asegura que si se diagnostica a tiempo y se trata adecuadamente, las probabilidades de curación de muchos tipos de cáncer aumentan.
Por ello, a nivel internacional diversos países cuentan con políticas destinadas a detener la prevalencia de esta enfermedad, con referentes destacados como Australia, Finlandia, Estados Unidos, Reino Unido o Canadá, gracias a la adopción de políticas públicas que han logrado reducir progresivamente las tasas de incidencia de la enfermedad. Chile también ha iniciado medidas al respecto y cuenta con una Estrategia Nacional del Cáncer que busca promover la vida saludable, identificar los factores de riesgo y diagnóstico temprano, además de facilitar el acceso equitativo de la población a los servicios de salud.
Sin embargo, aún hay obstáculos por superar. En el caso de la prevención del cáncer cervicouterino según la encuesta Casen 2022, pese a ser el Papanicolau un examen de detección gratuito indicado a mujeres entre 25 y 64 años, su cobertura alcanzó sólo al 66,2% de la población femenina, mientras la meta país anual era de 80%.
Para colaborar en la promoción del autocuidado, a comienzos de 2023 el Gobierno de Santiago y Fundación Arturo López Pérez (FALP) lanzaron el programa “Hazte un tiempo, comienza por ti”. La iniciativa, dirigida a mujeres de las 52 comunas de la Región Metropolitana, busca reducir la mortalidad del cáncer de mama y cervicouterino entre la población femenina a partir de los 30 y 40 años, respectivamente.
El grave efecto de la pandemia con la postergación de consultas y diagnósticos vino a profundizar aún más esta realidad. Según un estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, publicado en 2021, entre marzo y agosto del 2020 se acumularon casi 130 mil mamografías no realizadas, lo que en vez de estrechar la brecha por cobertura de este examen, la aumentó. Hoy nos acercamos al 40%, muy lejos aún de la indicación de la OMS que recomienda una cobertura del 70% para reducir la tasa de mortalidad por cáncer de mama.
Gracias al exitoso programa del Gobierno de Santiago, a la fecha hemos realizado 7.553 mamografías a través de operativos en 49 comunas de la RM. En paralelo, hemos desarrollado talleres educativos presenciales y virtuales para informar y educar a cerca de 5 mil mujeres sobre la importancia de cuidarse y darse un espacio para la realización de estos exámenes, especialmente entre aquellas que -por falta de tiempo o por enfocarse en el cuidado de sus familias-, no han podido acudir a sus controles médicos.
Además, desde la primera semana de diciembre iniciamos la entrega de los primeros kits del plan piloto del test de autotoma del Virus del Papiloma Humano (VPH), un complemento al Papanicolau (PAP) que detecta la presencia del virus en el cuello uterino e identifica su genotipo antes de que se produzcan alteraciones celulares que podrían derivar en cáncer cervicouterino. En los próximos meses, serán 1.000 las beneficiarias en acceder a este plan pionero en Chile.
Desde un comienzo, el objetivo de esta colaboración público-privada ha sido fortalecer los derechos de las mujeres mediante la inclusión social y la mejora en su calidad de vida, permitiéndoles acceder de forma transversal a los servicios de salud. Lo hacemos porque estamos convencidos de que darse un tiempo para sí mismas es una muestra de amor y preocupación hacia ellas y su entorno; y también porque entendemos la importancia de promover la prevención como el único camino para la detección precoz de ambos cánceres y así lograr disminuir la tasa de mortalidad en la población femenina de nuestro país.
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